"Las cuerdas que están siempre tensas terminan desafinando." Paulo Coelho
(tiempo de lectura medio estimado: 2 min y 10 segs)
Ya iba tocando algo más ameno. Además hoy escribo algo útil de verdad para combatir esos días en los que a uno le apetece quitarse la armadura, apagar el movil, enterrarse en una manta y no salir del sofá (y los monstruos de debajo de la cama, pues que aprendan a jugar al poker para pasar el rato).
Hace unas semanas encontré una tienda en Príncipe Pío especializada en chocolate, cómo me apetecía mucho dar un capricho, me busqué la excusa de hacer un postre y de paso llené la bolsa con otras cosas. Esta vez no he innovado casi nada pero ya me rondan por la cabeza ideas para la próxima.
Vamos allá, los ingredientes... puede parecer un postre un poco empalagoso y denso, lo es, pero está rebueno y con coger porciones pequeñas... o no, ¡allá cada uno!. Nos hacen falta 3 vasos de leche (200 ml cada uno), 3 vasitos de nata líquida para montar (100 ml cada uno), 2 sobres de cuajada en polvo y, sobre todo, 150 gramos de cada chocolate (negro amargo, chocolate con leche y blanco).
La idea es montar el postre en 3 capas, así que hay que hacer las 3 mezclas por separado, una detrás de otra. Sí, es un coñazo porque se manchan cacharros cómo si fuese a fregar otra persona (que no es el caso), pero merece la pena. Así que voy a explicar el proceso con el chocolate negro y luego es simplemente repetirlo con los otros dos. Ponemos en una cacerola medio vaso de leche y la nata, cuando esté caliente, justo antes de hervir, echamos los 150 gramos de chocolate partido en trozos. Movemos hasta que se funda. Por otro lado, en el medio vaso de leche fría echamos un poco más de medio sobre de cuajada y disolvemos hasta que no queden grumos... ahora echamos esa leche fría con la cuajada sobre nuestro chocolate fundido y removemos para que se mezcle bien (procurad no hacer mucho ejercicio en el gimnasio unos días antes... os pasará factura, remover tanto es menos divertido si te duele todo, jajaja).
Echamos en nuestro molde o fuente.
Después de rechupetear cucharas (algún capricho se tiene que dar el cocinero) y de fregar todos los cacharros, hacemos el mismo proceso con el chocolate con leche. Esta vez, al ir a verter el segundo chocolate (ahora líquido, caliente, con la cuajada y la nata), dejamos que el chorro caiga sobre una cuchara antes de que llegue al chocolate negro, para que no se hagan hoyos y se mezclen los dos tipos. Queremos que queden en capas bien delimitadas. Y volvemos a repetir con el chocolate blanco, ojo al echarlo sobre el chocolate con leche, vertedlo en el molde pero que caiga antes en una cuchara.
Vistoso, ¿eh? A la nevera un día para que cuaje todo bien y quede compacto. Ahora mismo está para meterle la cuchara tal cual... peeero, vamos a darle un último toque a la hora de presentarlo. Se desmolda bien, y es chocolate, le viene bien un montón de cosas, por ejemplo echad encima virutas de chocolate, o justo al lado una cucharadita de mermelada de frambuesa... yo lo he hecho sencillito con unas gotas de chocolate que compré en esa tienda que comentaba al principio.
El postre no lleva más azucar de la que ya traen los chocolates, pero aún así queda un poco dulzón, para la próxima echaré una capa más gruesa de chocolate amargo y una más fina de chocolate blanco, sólo hay que respetar las proporciones de ingredientes. Ya hay lista de espera para probarlo para la próxima que lo haga... parece que es difícil decir que no al chocolate.
que ico! yo quiero!
pon mi nombre en esa lista
Me lo tengo que pensar.... jajajajajaja
Un abrazo!