"Para comprender el dolor no hay inteligencia como el dolor mismo." Jacinto Benavente
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Se me saltan las lágrimas...
Me he arrastrado varias (muchas) veces entre piedras y arbustos, llenandome de arañazos sanguinolentos, en partidas de airsoft que me han dejado cicatrices...
Haciendo barranquismo me he llevado algunos golpes interesantes, ninguna lesión, pero lo justo como para que escueza varios días...
Bolazos en el paintball que me han dejado moratones durante semanas...
Embestidas en el rugby que me han cortado la respiración y caídas que han hecho vibrar la cabeza hasta que todo se ha vuelto blanco, negro y gris...
Una vez fui yo quien "embistió" con la frente una portería jugando al balonmano y tuvieron que coserme con 36 puntos la brecha por la que se veía el hueso frontal...
Cada 3 o 4 años el dentista decide que la revisión anual no es suficiente y me putea y hurga en la boca haciéndome sangrar como un cochinillo...
No soy un tipo violento, pero me he metido en una docena de peleas... para separar, sí, pero en las que me he llevado más de una patada y/o puñetazo...
Una vez al parar a un carterista en carrera, me dio un codazo en la cara que me dejó marcado durante una semana...
Y hasta ahora, lo peor, una sábado me quedé sin plan, y por hacer de buen hijo me quedé en el salón con mi madre viendo la tele, 2 horas de Belén Esteban (y creí descubrir lo que era el dolor... cuando mis ojos intentaron suicidarse saltando desde las cuencas).
Nada, absolutamente nada, comparado con esto:
Desde los tobillos hasta la rodilla, bien. A partir de ahí hasta la cadera... odio el verano, que alguien me remate.