"El bolígrafo es más poderoso que la espada si la espada es muy corta y el bolígrafo está especialmente afilado". Terry Pratchett
(tiempo de lectura medio estimado: 1 min y 15 segs)
Después de 9 años, todavía me siguen llegando emails preguntando ¿por qué?, ¿por qué escribir un blog? Y últimamente, más, con las redes sociales donde cualquiera puede poner sus cosas en los tablones sin necesidad de complicarse mucho.
Para mi este blog es como una pequeña libreta. Muy pública, eso sí... pero para llegar hasta aquí hay que hacer unos cuantos clicks. Quiero que la persona que quiera leerme se tome un tiempo. Como yo lo hago para escribir (ahora, en mitad de la noche, con un café recién hecho en el que flotan un par de hielos). Tengo relaciones relativamente fluidas que rara vez se toman la molestia de entrar aquí, y está bien. Casi prefiero que no me lea nadie a que alguien lo haga por una obligación social (¡y de un par de años a esta parte, no puede decirse que sobren los lectores del blog!).
Decía el abuelo de mi madre, un señor de campo muy culto al que no he llegué a conocer, que "para escribir hay que estar un poco roto". Básicamente que uno escribe cuando lo necesita, no cuando se pone a escribir (a no ser que tenga que vender libros... en cuyo caso, G.R.R. Martin matará a todo personaje con el que te encariñes). Cuando escribo esto, no comparto sólo unas palabras. Por eso prefiero que quien se acerque, lo haga consciente de que se acerca.
He estado sumamente desconectado dos o tres semanas. No he mirado emails, Facebook, whatsapp (salvo alguna especial excepción), ni nada... y al volver a la realidad he descubierto que el mundo no es tan suave como ha sido durante estos días. Tampoco lo era antes de desconectar, pero los reenganches suelen ser más duros. Y mi necesidad de escribir ha aparecido de golpe. Ese es mi porqué.
Adelante, escribe