"A veces por muy alto que pongas la música sólo puedes oírte a ti mismo". Kurt Cobain
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Siempre me ha llamado la atención el tema de las setas alucinógenas... no tomo drogas, no fumo, y sólo me tomo una caña de vez en cuando, así que la curiosidad es genuina y no simplemente fruto de una escalada de vicios.
El otro día un amigo me comentaba que, si me daba la vena de probarlas, estuviese rodeado de gente en quien confiase. Y, sobretodo, que no tuviese preocupaciones importantes, que eso hace que salga todo, especialmente lo malo, que llevamos dentro.
Me pasa algo parecido con Rammstein... ayer se colaron en mi lista de reproducción y empezaron a sonar por los auriculares. Empecé a pensar en todas las exigencias que me golpean día a día... poco a poco me metí en una oscura espiral... pensé en el bastardo que me ha colado un virus en el ordenador... pensé en la violencia de los antidisturbios, en la violencia de los piquetes y en la de los antisistema... pensé en la codicia de los que organizaron la fiesta de Halloween en el Madrid Arena y el ratito de preocupación que pasé por la mañana... pensé en el recrudecimiento de la situación en Oriente Medio... porque si es cierto que el dinero mueve el mundo, es la violencia quien engrasa los engranajes. Y me cuesta entender por qué.
Cuando me asomé fuera de la burbuja me di cuenta de que caminaba con pasos más largos, más firmes, con el ceño fruncido, y que un tipo de gesto sombrío había entrado en la sala de reuniones de mi personalidad sin que nadie, ni siquiera el lobo, se mostrase animado a plantarle cara.
No era un tipo triste, ni uno que sintiera culpabilidad o empatía... Era un tipo gris muy enfadado y cínico. Y la putada es que ya empiezo a entender cosas en alemán y la canción era una especie de balada. Cambié de grupo por si acaso... puede que sea mucho escuchar hasta las baladas de Ramstein.
Puede que tenga que escuchar la banda sonora de Pocoyo.
Adelante, escribe