"Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,
¡qué soledad errante hasta tu compañía!"
Pablo Neruda
(tiempo de lectura medio estimado: 1 min y 10 segs)
Esto empieza en el día 0 :).
Nos alegramos de salir del albergue de Tineo, demasiada gente, demasiado poco aire. Cambian los planes con los que salimos de casa, vamos a hacer una variante diferente a la de las guías, así que hoy toca una ruta más corta, no más de 20 km, hasta Borres. Esto nos dejará mañana a punto para tomar la ruta de Hospitales, sólo practicable si no hay niebla.
Caminar con gente siempre es más agradable, puedes charlar, las paradas técnicas son más amenas y, aunque siempre cuesta adaptarse a otros ritmos (ya sea a más o a menos), merece la pena. Aunque para gustos, los colores, siempre habrá quien rechace la compañía (bueno, casi todo el mundo necesita a veces caminar solo).
Nos abastecemos en Campiello (entre bromas con el cordobés, empeñado en llamarlo Campeillo), 3 kilómetros antes del albergue objetivo, no nos queda otra si queremos llenar el estómago mañana en nuestro ascenso por el puerto de Palo.
El albergue de Borres esta lleno de barro y moscas. Sólo tras un lavado de cara por parte de una pareja del pueblo, fregona en mano, empieza a haber cierto alivio. Una vez en el baño me quito las botas para comprobar que llevo los calcetines teñidos de sangre. Me duele y cojeo ostensiblemente cuando me quedo frío... Intento disimular para no preocupar a nadie. Consejo tan tonto y repetido que parece mentira que no lo haya aplicado yo mismo: El calzado debe ser adecuado a cada uno, y debes probarlo durante meses antes de hacer el camino. ¡Apuntáoslo!